VIVIR CON AMOR
El amor se presenta y se transmite de diversas maneras. Una de ellas es a través de los buenos deseos: ¡Buen día! ¡Feliz cumpleaños! ¡Que te vaya bien! ¡Cuídate mucho!
Es el amor de las buenas intenciones que se brinda con las palabras. Las caricias, los besos y los abrazos son las formas en que expresamos el amor con el cuerpo. Y está el amor que vive en nuestros pensamientos, cuando extrañamos a alguien que está lejos o cuando sentimos ganas de ver a un amigo.
Otra forma del amor es pedir perdón de manera sincera, cuando nos equivocamos. Del mismo modo, hay amor en quien sabe perdonar y ofrecer una nueva oportunidad.
Hay amor en la actitud de ayudar a quien sufre un golpe, una caída. O cuando llega un compañero nuevo a tu escuela y lo invitas, en el recreo, a jugar contigo.
El amor es un regalo que se ofrece con un gesto, una palabra, una acción y sin esperar nada a cambio.
Si das amor, nunca estarás solo. Y estar acompañado... ¡es maravilloso!
ELIJO SER HONESTO
Una de las formas de la honestidad es cuando le cuentas a tus padres que has hecho algo mal. Es importante dejar de lado el orgullo y demostrar que somos capaces de reconocer nuestros errores. Tus padres valorarán tu actitud, tan clara como el agua, y confiarán más en ti, brindándote otra oportunidad. Lo mismo sucederá con tus amigos si te muestras tal como eres.
Otra forma de la honestidad es no hacer trampas ni buscar ventajas indebidas cuando estás jugando. Nunca es bueno ganar a cualquier precio, y menos haciendo trampas. Perder es parte del juego... ¡Lo importante es no perder la honestidad!
Otra forma de ser honesto es diciendo lo que piensas, sin esconder tus verdaderas opiniones. Pero debes hacerlo con respeto y amabilidad, buscando hacer el bien y evitando lastimar a los demás.
No hagas como esas personas antipáticas que cuando alguien les reprocha su carácter se justifican diciendo: "Yo digo la verdad". ¡La verdad es amable, es cariñosa, es generosa, es honesta! ¡Sé dulcemente honesto! Con el tiempo, todos valorarán esa actitud y confiarán en ti.
Si ves que un amigo pierde un lápiz, por ejemplo, y tú lo encuentras y se lo alcanzas, él te lo agradecerá y tú... sentirás que solo hiciste lo correcto.
Pero... ¡qué agradable sensación!
¡QUIERO SER TU AMIGO!
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En la familia están nuestros primeros seres queridos: mamá, papá, nuestros hermanos, los abuelos, a quienes nos une el amor, la confianza, el respeto... y con quienes vivimos maravillosos momentos de alegría y diversión, como precisamente sucede en la amistad.
A medida que vamos creciendo, conocemos a otras personas de nuestra edad y, entre ellas, aunque no los busquemos, ¡encontraremos verdaderos amigos!
En la escuela eliges, entre tus compañeros, a aquellos que, por razones de mutua simpatía, se convierten en tus amigos. Porque un amigo es, justamente, alguien con quien te agrada estar.
La amistad no debe tener límites, es un intercambio de afecto y de confianza. Es disfrutar la compañía de alguien que nos escucha y en quien confiamos. Con un amigo jugamos, nos reímos... ¡y tratamos de ayudarnos!
Un amigo es comprensivo, desinteresado y sincero. Uno no le pone condiciones a un amigo, lo acepta tal y como es.
¡Los amigos pueden pensar distinto en muchas cosas! Esa diferencia, hace que la amistad nos enriquezca, pues nos permite conocer otras formas de pensar, de sentir y de ver las cosas.
La amistad es entrega, confianza, es ocuparse y preocuparse por nuestros amigos.
SABER ESPERAR ES MUY BUENO
Una de las formas de la paciencia es la insistencia. Es no darnos por vencidos y volver a intentar una y otra vez, con empeño y sin desanimarnos . Si tenemos un tropiezo, nos levantamos y... ¡seguimos adelante!
También somos pacientes al ser tolerantes con los demás. Hay quienes tienen dificultades para expresarse, tal vez porque tiene un problema físico o emocional. Ellos merecen nuestra paciencia. La paciencia no es indiferencia. Eso es propio de personas egoístas.
La paciencia es una actitud de amor, comprensión y aceptación hacia los demás. Brinda mucha paz, primero para ti y luego, como una ola, esa paz va más allá y llega a los otros.
Ser paciente es hacer las cosas en forma ordenada y organizada. ¡Organiza bien tu tiempo! El tiempo del reloj, ese que te indica la hora de ir a la escuela, la hora de jugar, ir al club, hacer deportes, de dormir. ¡No corras!
Hay momentos que son para pensar, para inventar juegos, para estar solo contigo, para compartir en familia... ¡divertirnos y jugar!
CON AMABILIDAD TODO SE PUEDE
El mejor regalo de la amabilidad es el buen humor. La amabilidad es una forma de decir: ¡Estar contigo me resulta agradable! Y ante un olvido o una equivocación, es muy bueno ser amables y disculparnos.
Cuando necesitamos un favor, es preciso ser amables. Se trata de pedir las cosas por favor, de dar las gracias, de pedir perdón cuando corresponde. La amabilidad debe ser nuestra forma natural de estar con los demás.
Para decir "Sí" o para decir "No", podemos y debemos ser amables. Para ello es importante no descalificar la opinión, los gustos, las costumbres... de los demás. ¡También es posible ponernos de acuerdo con toda amabilidad!
Si realmente te lo propones, siempre encontrarás la oportunidad de ser amable. Hay personas que por su edad o algún problema especial, no tienen energía para ser simpáticos y amables, sin embargo sabrán valorar un gesto amable, una palabra, el tiempo que le dedicas... Prueba y comprueba cuánto bien puedes hacer siendo amable.
La amabilidad es buena para el que la recibe y también para que la brinda. Pues evita enojos, violencia, disputas... y nos hace andar por la vida sin sobresaltos.
El que es amable, es bienvenido en todas partes.
